Hola a todo el mundo!!!
Leer el periódico, o mentireiro decía mi abuelo, es uno de esos vicios personales que cumplo religiosamente. Durante el trabajo hago pequeños descansos y entro en las ediciones digitales de diversos periódicos para enterarme un poco de lo que hay.
Tranquilos todos, no voy a entrar en las caras de la noticia según el color del periódico, de eso ya os torturaré otro día (hay casos escandalosos) y que conste que pese a elementos que se encuentran por ahí, respeto esa profesión.
La reflexión mía viene de dos noticias que no tienen nada que ver: una que dan brazaletes (creo que amarillos) a los periodistas que cubren las protestas de los estudiantes anti-Bolonia de Barcelona, para que no les arreen en en las cargas policiales, y otra es una noticia sobre un periodista mexicano que en su afán de profundizar en la guerra multilateral narco-narco-estado que sufre su país desde 2007 se ha sumergido en ese mundo (joeeeee) y ha sacado un libro titulado El hombre sin cabeza.
Por otro lado he recordado una discusión (de estas bonitas) con mi profesora de antropología sobre la bondad o no de la observación participante. Ella me dijo, muy acertadamente, que era muy racional y cuantitativo (en contraposición de cualitativo) y que había que valorar los hechos de más de una forma.
Evidentemente, como bicho racional y cuantitativo (esto implica que a menudo excesivamente frío en las valoraciones) le dije que todo hecho en el que se participa sufre modificación por el simple hecho de introducirme en la ecuación. Es decir, y me remito al primer ejemplo, si la policía hace una carga, y no estamos hablando precisamente de la poli local o judicial, con porras en mano a un grupo de digamos 300 personas, no le tienen que dar al periodista porque lleva la banda amarilla. Bueno vale, puedo llega a admitirlo, pero ¿qué evita que el estudiante no lleve una banda amarilla o no se ponga detrás del sujeto?
El segundo caso me produce una reflexión parecida. En el artículo (habría que leer el libro) dice que Sergio González puso en duda la versión de su gobierno y que profundizando, profundizando, acabó secuestrado, torturado y dejado por muerto. Y de aquí salió el libro.
Por favor, que nadie piense que pongo en tela de juicio la valía de quiense mete en el meollo de los problemas para informar, ni mucho menos. Lo que sí saco en límpio es que yo no podría hablar de forma imparcial de un hecho en el que he participado (quitando que esté cinco años viviendo con una tribu Masai para conocer sus costumbre agrícolas).
Es decir, que si veo venir un tío con un traje azul acolchado, casco, escudo y una porra (en el mejor de los casos) a disolvernos a 200 personas porque uno (que a partir de ahora denominaré descerebrado) se dedica a romper escaparates diré sin duda que es un bruto.
Y si me torturan y me dan por muerto y pongo en duda la versión de la contraparte (el gobierno) mi libro será demoledor.
En fin, no podría ser periodista, perdería el tiempo en decisiones éticas de mi redacción.
pues eso... que se me va
Sean MacGregor
Tambíen a mí me parece muy complicado ser imparcial, contar hechos sin que haya ningún matiz... ningún reflejo de mi opinión, me parece imposible. Yo tampoco podría ser periodista.
ResponderEliminarLo difícil tal vez sea saber cual es en realidad la noticia, lo demás son otros géneros literarios, (artículos de opinión, investigaciones noveladas, reportajes denuncia, etc..) donde para mi no es tan importante la objetividad puesto que parten de el filtro no solo de conocimientos, sino emotivo del escritor.
ResponderEliminarYo tampoco creo en la necesidad de vivirlo todo en primera línea para poder hablar de cualquier tema, y también creo que se habla de todo sin saber, entendido como conocimiento y no necesariamente como experiencia vital.
Hace tiempo leía que un sacerdote italiano que se encargaba de cuidar y acompañar a gente infectada por el virus del SIDA, se infecto asi mismo para así saber y comprender el sufrimiento de estos. Bien lo que para mi se consiguió fue un testimonio mas de un enfermo de SIDA, una experiencia inútil, ni siquiera un avance para la ciencia, ahora es o fue, no lo se un paciente más.
hola, pues sí, pues sí, que aquellas personas que se tienen que dedicar a una una fase de atención o comunicación ante un problema (no hablo de perioistas sino del sacerdote italiano de unos investigadores que propusieron lo mismo) si hacen eso o una de dos, o no saben comunicar/entender el hecho o cu´l es su lugar
ResponderEliminares que el error es pensar que el periodista no va a contar su versión de los hechos; el problema es que hoy en dia se cuentan muchas cosas sin tener hechos a los que agarrarse. Los cambios en los medios de comunicación y la reducción de plantilla han obligado a dejar de contrastar la información y muchas veces se dan por ciertas notas de prensa que no son más que posicionamientos hechos por alguien. Si a eso añadimos lo rápido que olvidan los chavales que salen de la facultad lo minimo para poder titular o escribir pues paga y vamonos. Estoy leyendo Teoría de los generos periodísticos de Lorenzo Gomis y se ha quedado anticuado no por lo que dice si no por que los nuevos periodistas se han empeñado en mezclar todo
ResponderEliminarHace nada salió una noticia que le toco de primera mano a alguien muy cercano y que salió en varios medios. Dos cosas curiosas pasaron: la primera es que ningún medio se puso en contacto con esta persona para conocer su versión de los hechos y en segundo lugar (obviamente) ninguna noticia contaba todos los hechos. Eso sí, el tema tenía carnaza.
ResponderEliminarEl pobre lo pasó muy mal.